Kyokotsu – Los Huesos Locos

Traducido y adaptado del Hyakiyako Kaitai Shisho y otras fuentes

Tened cuidado al sacar un cubo de agua de un viejo pozo abandonado. Podrías sacar más de lo esperado si un kyokotsu (狂骨: Huesos Locos) salta desde el cubo como si del muñeco de una caja sorpresa se tratara para echar un maleficio.

Envuelto en un kimono blanco de entierro, el kyokotsu sería casi como el clásico yurei salvo por la falta del contraste negro/blanco por sus retazos de pelo blanco que brotan de su calavera blanquecina. El kyokotsu se aparece como poco más que huesos envueltos en un sudario, surgiendo de un pozo.

Éste yokai es más conocido por el libro de ilustraciones de yokai del periodo Edo Konjyaku Hyaku Kishui, suplementario a Cien Demonios del Pasado, de Toriyama Sekien. El autor Kyogoku Natsuhiko menciona más recientemente al kyokotsu en su libro «Sueño del Kyokotsu».

El grabado en madera original de Sekien viene acompañado del siguiente texto:

«El kyokotsu surge de los huesos del pozo. Se dice que a quien cometa el terrible acto de abandonar huesos augustos le será imposible deshacerse de la terrible ira que sobrevendrá.»

El texto de Sekien parece explicar que el kyokotsu surge del pozo en respuesta a una mala acción y conlleva una terrible maldición. Sekien afirma además que en el dialecto regional, el término «kyokotsu», significando «violento» o «furioso», es una alusión a éste yokai. Sin embargo, mientras que ese término existe, específicamente en Tsuki-gun en la prefectura de Kanagawa, no hay ninguna evidencia concreta que conecte el término ni la ilustración de Sekien con ninguna leyenda antigua.

Es mucho más probable que ocurriera lo contrario, que Sekien escuchase el término «kyokotsu» y decidiera inventar un yurei que se le ajustara, del mismo modo que si un autor angloparlante decidiera crear un monstruo llamado «Lazy Bones» [NdT: Huesos Perezosos] tras el ya existente término. Para crear la imagen de este yokai, Sekien seguramente jugó con las palabras, combinando el término local «kyokotsu» (huesos locos) con «gyokotsu», que son aquellos huesos de los que se ha desprendido toda la carne. También puede haber sido influenciado por las palabras «keikotsu» o «sokotsu» que pueden significar ir a la deriva o vagar, pero que también pueden leerse como «alguien que viene de abajo». Seguramente fuera una influencia tanto de estas palabras como de la vieja creencia sobre una maldición inagotable que puede surgir del fondo de los pozos.

Existen multitud de historias del folklore japonés (sobre yokai y yurei) que implican el fondo de un pozo. En el folklore japonés, el agua era un canal hacia el mundo de los muertos, y el fondo de los pozos estaban conectados directamente con él. Los pozos además servían como un lugar muy conveniente en el que ocultar el resultado de asesinatos cometidos en mitad de la noche, y la superstición decía que los cuerpos que acababan de éste modo eran capaces de echar una terrible maldición. Se creía que aquellos que morían por caer a un pozo, ya fuera por accidente, suicidio o asesinato, se transformaban en shiryo y encantaban el pozo. El espíritu se conectaba con el propio pozo, en lugar del sitio donde habían sido asesinados, y los objetivos de sus maldiciones eran aquellos que usaran el pozo, y no el asesino en concreto.

Un conjunto de huesos es otro punto típico del folklore japonés sin que estén conectados a un pozo. En su libro «Nozarashi Monogatari», la investigadora literaria Sawada Mizuho escribió una historia similar de una calavera abandonada y dañada por los elementos que busca venganza.

La principal diferencia entre el kyokotsu y los esqueletos fantasmagóricos típicos de este folklore es el elemento de disparidad entre la forma espiritual y los restos físicos. En la mayoría de las historias, el espíritu se presenta como un típico yurei (como un cuerpo humano completo y material) aun cuando los restos descubiertos no son más que una pila de huesos putrefactos. El kyokotsu es raro ya que Sekien dibujó su espíritu con forma esquelética. Por ello, a menudo el kyokotsu se suele identificar como yokai, siendo más un esqueleto poseído que un tipo de yurei, un fantasma japonés.

Notas de la traducción española:

Este yokai me recuerda a la leyenda de Okiku, ¿la recordáis? Aquella pobre sirvienta asesinada que surgía del pozo todas las noches para buscar el plato que supuestamente había perdido, y enloquecía al contar y ver que no estaba el décimo. (Dejo el enlace en Artículos Relacionados para aquellos que no la conozcáis). Solo que Okiku sí que tenía un cuerpo, por lo que claramente no es un kyokotsu.

También habréis visto alguna película como The Ring o Dark Water, donde en ambos casos el fantasma está relacionado con un pozo y una fuente de agua. Hace tiempo mi madre me comentaba, leyendo «El Pájaro que da Cuerda al Mundo», de Haruki Murakami, cómo un pozo hacía de «portal» entre dos lugares, o si conocéis Inu Yasha sabréis que el portal entre este mundo y el japón feudal era un pozo que había sido sellado en el templo donde vivía la protagonista. Como veis son ejemplos modernos de este tipo de creencias.

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Manga Yurei de Hokusaii II

El Cuento de Hashihime de Uji

Toriyama Sekien Hashihime of Uji

Traducido del Heike Monogatari

Durante el reinado Imperial del Emperador Saga, vivía una cortesana consumida por los celos. Sus celos eran tan profundos, que fue de peregrinación al santuario de Kifune y se enclaustró para rezar. Durante siete días, se centró en un deseo: «Oh gran y poderoso Kami de Kifune, concédeme los poderes de un demonio mientras sigo con vida. Conviérteme en un ser feroz, terrible de contemplar. Permite que mi forma exterior se iguale a la llama de los celos que arde con fuerza dentro de mí. Permíteme matar.»

El gran Kami milagroso de Kifune comprendió la profundidad de su deseo, y escuchó su plegaria. «Estoy conmovido por la pena y la sinceridad de tu plegaria. Si deseas convertirte en un oni vivente, para transformarte en un ser monstruoso ve al río Kawase en Uji. Lleva a cabo la ceremonia que te voy a enseñar, y luego vuelve a sumergirte en las aguas del río. Haz esto durante 21 días.» La cortesana contempló y escuchó extasiada la manifestación del ser celestial.

La mujer volvió a la ciudad capital e hizo sus preparaciones. Encontró un lugar aislado donde podría dedicarse a su magia. Primero, retorció los largos mechones de su pelo formando cinco cuernos. Después molió cinabrio para aplicarlo a su cara y bermellón para su cuerpo hasta que quedó de un rojo tan brillante como los oni de las leyendas. Por último, se coronó con un trébede de tres puntas, y encendió en él tres antorchas de pino ardiente. Con sus dientes sostuvo dos antorchas más.

Cuando terminó con los preparativos, corrió hacia el sur por Yamato-oojidori, las antorchas ardiendo en la noche profunda, con su piel roja brillante y la corona de hierro apoyada en sus cejas. Su aspecto era el de un oni, tanto que aquellos que la vieron se desmayaron, muriéndose de miedo ante el horror manifiesto que acababan de contemplar. Al final de su camino se hallaba el río Kawase, donde la dama obedientemente se metió bajo sus aguas. Como prometió el Kami de Kifune, después de 21 días se transformó en el cuerpo viviente de un oni, la terrible Princesa del Puente llamada Hashihime.

De éste modo Hashihime se vengó del hombre que había sido objeto de sus celos, y también de su parientes, antecesores y descendientes. Su ira no tenía límites. Cuando asesinaba hombres, se les aparecía como mujer. Cuando mataba mujeres, aparecía como hombre. Todos en el pueblo le temían, y durante la Hora del Mono nadie se atrevía a salir de casa.

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En aquella época, el señor Minamoto no Yorimitsu tenía cuatro bravos guerreros como guardianes. Conocidos como los Cuatro Reyes Celestiales, ellos eran Watanabe no Tsuna, Kimitoki, Sadamichi, y Suetake. De ellos, Tsuna era el mejor.

Yorimitsu tenía negocios en el pueblo de Ichijo Omiya y envió a Tsuna como mensajero. Tsuna llegó a caballo en mitad de la noche, con la famosa espada Higekiri (Corta Barbas) en su obi [NdT: cinto del kimono]. Había planeado un viaje corto, para volver pronto con un mensaje para su señor. Pero cuando cruzó el Puente Modari sobre el río Hori, en el lado oriental vio a una mujer de poco más de veinte años. Su piel era blanca como la nieve virgen, tanto que parecía la aparición de un yurei. Sin embargo, vio el diseño de su kimono interior sobresaliendo, rojo como las flores del ciruelo. Llevaba un cinto cruzando su pecho, y un sutra en los pliegues de sus mangas.

Estaba de pie en el puente, de cara al sur. Estaba sola. Tsuna cabalgó hacia el puente desde el oeste, el sonido de su caballo rompía el silencio de la noche.

La mujer le llamó, «¿Qué asuntos te traen por aquí? Estoy peregrinando hacia Gojo. Es peligroso viajar solo de noche. ¡Me has asustado!» Su tono era demasiado familiar para ese tipo de encuentro. Tsuna respondió «Sube a mi caballo. Será un placer ayudarte en tu tarea.»

Tsuna acercó su caballo y desmontó, y subió a la mujer a la silla de montar. Ella se agarró con fuerza al guerrero, según él daba la vuelta a su caballo y se dirigieron al oeste. La mujer le dirigió hacia Shogimachi, diciendo «Gran señor, en verdad no voy de peregrinación a Gojo. Mi casa se encuentra un poco alejada en las afueras de la capital. Si me hicieras el honor de llevarme hasta las puertas de la ciudad, estaría en deuda contigo.»

Tsuna accedió, diciendo que sería un placer acompañarle hasta su casa. En ese momento, la mujer se ransformó en un oni, diciendo «¡Seré yo quien te lleve al Monte Atago!» Agarró el copete de Tsuna y voló llevándose a Tsuna con él. Tsuna había sido sorprendido con la guardia baja, pero sólo por un instante, antes de desenvainar a Higekiri, cortándole el brazo en mitad del aire. Miró al cielo y vió la Estrella Polar mientras caía hacia el suelo. Tsuna huyó, con la mano del brazo cercenado aún agarrándole el copete. Allí donde la mano le estaba agarrando, el pelo se había vuelto de un color tan blanco como la nieve.

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Tsuna le dio un buen susto a su señor Yoshimoto cuando volvió, llevando el brazo cercenado aún agarrado en su sitio. El hechicero Abe no Seimei fue convocado, y aconsejó a Tsuna que se tomara siete días de licencia, durante los cuales debería rezar a los dos reyes Deva para que le libraran del brazo.

Notas de la Traducción Inglesa (Zack):

Primera parte de la tan solicitada Hashihime. Haré un artículo estándard a continuación con la historia y diferentes versiones del yokai, pero pensé que sería divertido traducir el pasaje del Heike Monogatari sobre Hashihime en lugar de simplemente referenciarlo. Por lo visto tengo una extraña idea sobre la diversión… ¡el japonés del periodo Heian es difícil!

Ésta es sólo una versión del cuento de Hashihime de Uji. Dado que el Heike Monogatari viene de la tradición oral, hay varias versiones de cada historia. El segundo cuento, de Tsuna y su espada Higekiri cortando el brazo de un oni, sólo se relaciona a veces con Hashihime (y muchas veces sólo de pasada). Otras veces encuentra al oni en la puerta Rashomon y corta su brazo allí. El cuento sigue con el oni volviendo a encontrarse con Tsuna de alguna forma oculta y robando su brazo cercenado y llevándoselo de vuelta.

Notas de la Traducción Española (María):

En ocasiones me habéis preguntado sobre las fuentes de los artículos, y la verdad es que por lo general es difícil encontar en español la mayoría de ellos. Pero en este caso, me alegra decir que el Heike Monogatari está disponible en español para aquellos que querais echarle un vistazo. He pensado hacer un artículo acerca de libros en español que quizá podrían interesaros relacionados con estos temas.

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Gotokoneko – El Gato del Trébede

Gotokoneko_Mizuki_Shigeru

Fuente y traducción original del Mujyara de Mizuki Shigeru y la Wikipedia japonesa

Si despiertas una fría mañana y ves un fuego crepitando misteriosamente donde debería haber un hogar frío, no te asustes. Significa que el gotokoneko ha estado allí, atizando las llamas hasta crear un agradable y satisfactorio fuego rugiente. Justo el tipo de hoguera que le encanta a los gatos fantásticos.

Gotokoneko el Crea Fuegos

Siendo un tipo de nekomata, el gotokoneko tiene la cola dividida y la edad avanzada típica de su especie. Pero la diferencia con el nekomata normal es la pasión del gotokoneko por el fuego. A la mayoría de los animales (mágicos o no) les asusta el fuego por naturaleza. Disfrutan del calor, pero temen las llamas. El gotokoneko no solo no se asusta del fuego, sino que a menudo se le encuentra atizando el fuego en un hogar frío, usando un hifuki-dake, un tubo para soplar de bambú, para avivar las llamas a partir de las brasas.

El gotokoneko no es el único gato-yokai asociado con el fuego: el kasha es un gato demoníaco envuelto en llamas que arrastra cadáveres al infierno. Se dice que el kasha y algunos bakeneko pueden transformarse en bolas ígneas hi-no-tama. Se dice que incluso los ojos de los gatos normales pueden capturar al fuego en su interior, brillando en la oscuridad. Pero de todos los gatos demoníacos o mágicos, sólo el gotokoneko se sentará frente al hogar atareado en hacer fuego.

¿Qué Es Un Gotoko?

En las casas tradicionales japonesas, a menudo se podían encontrar trébedes (gotoko) cerca del hogar. Los utensilios que se sacaban del fuego (como teteras, ollas y sartenes) se colocaban sobre trébedes para no quemar el tatami. Como el nombre indica, el gotokoneko lleva un trébede sobre su cabeza a modo de sombrero.

Trivet

-Trébede-

En su libro Mujyara, Mizuki Shigeru puntualiza que nadie sabe por qué el gotokoneko lleva un trébede sobre su cabeza. Simplemente lo lleva.

La Historia del Gotokoneko

El gotokoneko aparece por primera vez en el periodo Muromachi, en la colección sobre yokai Hyakki Yagyo Emaki (百鬼夜行絵巻; Pergamino Ilustrado del Desfile Nocturno de los 100 Demonios) del autor Tomi Mitsunobu. No hay descripción del yokai, sólo la figura al fondo de un gato participando en el Desfile Nocturno con un trébede sobre la cabeza. Se cree que artistas posteriores copiaron a este gato llevando el trébede y desarrollaron un mito que se le ajustara.

La siguiente aparición del gotokoneko fue en el Hyakki Tsurezure Bukuro (百器徒然袋, Una Bolsa De 100 Objetos Tediosos) de Toriyama Seiken en el periodo Edo. Toriyama hace un juego de palabras en el título de esta colección, reemplazando el kanji de -ki (鬼; demonio) con el homófono –ki (器; objetos). Es seguro que la mayoría de los yokai de esta colección son o bien tsukumogami (un tipo de yokai que es un objeto ordinario que cobra vida) o asociados con algún objeto como el gotokoneko con el trébede de su cabeza.

Y Toriyama aún no había terminado con sus juegos de palabras.

Las Cinco Virtudes

SekienGotoku-neko

Toriyama escribión en esta ilustración:

«Tal y como el hombre que bailó la Danza de las Siete Virtudes olvidó dos de ellas, quizá tu también te olvides de este gato o pienses que sólo ha sido un sueño.»

Hace una alusión y un juego de palabras: el término «gotoko» significa trébede, pero también puede significar «Las Cinco Virtudes.» Es una referencia a una vieja historia de Shinano no Zenji Yukinaga.

En la historia, un hombre tiene que bailar la Danza de las Siete Virtudes (personificando las virtudes principales que se requieren para ser un guerrero) frente al emperador Tang de China. Desafortunadamente, el hombre ha olvidado dos de las virtudes. Cree que al igual que él no puede recordarlas, nadie lo hará, y anuncia su «Danza de las Cinco Virtudes» y entonces ejecuta el baile magníficamente.

Así que Toriyama hace un juego de palabras, enlazando el gotoko como objeto y como las Cinco Virtudes. Esto ha llevado a que a veces se haya traducido gotokoneko como «Gato de las Cinco Virtudes», lo cual es incorrecto. A parte de ser un nombre homófono, el gotokoneko claramente no representa virtudes principales, simplemente se sienta frente al hogar, soplando su tubo de bambú para avivar las llamas, llevando el trébede sobre su cabeza.

Notas de la Traducción Inglesa:

¡Otra historia de gatos mágicos! Justo cuando pensaba que los conocía a todos, encuentro uno nuevo sobre el que escribir. El gotokoneko es una bestia bastante rara: no creo que aparezca mucho fuera de las obras de Toriyama y Mizuki Shigeru. Pero podría estar equivocado.

El kanji para gotokoneko es exactamente el juego de palabras que creó Toriyama. Go (五; Cinco) + to (徳; Virtudes) + Neko (猫; Gato). Es raro que en japonés haya homófonas que se escriban con los mismos kanji, pero este es el caso. Sin embargo la versión con la palabra «trébede» es más común que la de «Las Cinco Virtudes.»

Notas de la Traducción Española:

Aquí se hace referencia al Kasha, cuyo artículo traduciré a continuación. También quedan el artículo del gato montés gigante de Iriomote y el de «La Tumba del Gato». Normalmente escojo aleatoriamente los artículos antiguos a la hora de traducir para que haya un poco de variedad de temas, pero creo que voy a hacer una excepción y dejar cubierto el apartado de gatos sobrenaturales. Por mi parte no hay problema, ya que me encantan los gatos, pero espero no saturaros de historias gatunas =(ºᴥ^)= jeje.

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Yūrei-zu – Retrato de un Yūrei, un Fantasma Japonés

Traducido del Yokai Zukan de Mizuki Shigeru

La luna cuelga en el cielo como el filo de una hoz, emitiendo un tenue resplandor. Un aire fantasmal impregna la escena, y de un bosquecillo de bambú emerge la forma de un yurei solitario.

Un cuerpo escuálido envuelto en un kyokatabira, el kimono blanco tradicional de entierro, esta figura es el epítome de un yurei. Nuestros ojos son inmediatamente atraídos por los dientes apretados de los que cuelga una pálida cabeza cercenada. Sujetándola fuertemente por el cabello, el yurei no muestra signos de permitir que su preciado botín caiga, y su expresión reta a cualquiera a intentar que esto pase. Y mientras los ojos de la cabeza cercenada y sin vida están cerrados, los ojos del yurei parece que podrían salirse de sus órbitas en cualquier momento.  Una luz sobrenatural rodea al yurei y su cabeza. La escena hiela la sangre.

La cabeza está pintada con colores vívidos, pero no sabemos su historia. Debe de haber tenido lugar alguna maldición terrible, algún evento trágico, para que se produzca tal horrible circunstancia.

Aunque hay otras pinturas de temática similar, en esta obra el artista Kawanabe Kyosai ha hecho hincapié en el horror y la naturaleza misteriosa de la imagen. Kyosai es un conocido como un maestro de la pintura yurei, y esta es con certeza una de sus obras maestras.

Notas de la traducción inglesa:

Éste es un comentario de Mizuki Shigeru sobre una famosa ilustración del artista de la era Meiji Kawanabe Kyosai (河鍋暁斎; 1831-1889). Conocido como el último gran pintor del estilo japonés, se decía que Kyosai era el heredero de Hokusai y otros grandes maestros del ukiyo-e, aunque no estudió con Hokusai.

Esta ilustración, titulada simplemente como Yurei-zu (幽霊図), o «Ilustración de un Yurei», realizado con tinta india sobre seda, fue realizada en 1870, en el tercer año de la era Meiji. La ilustración se encuentra actualmente en el Museo de la Ciudad de Fukuoka.

La historia en particular de esta ilustración no se conoce, de hecho puede que no tenga. Kyosai pintó varios retratos de yurei llevando cabezas cortadas. La razón de esto se suele relacionar con una historia de la niñez de Kyosai. Siendo un niño de nueve años, encontró una cabeza cercenada en la ribera de un río, y se la llevó a casa para estudiarla y jugar con ella como si se tratara de un juguete que se hubiera encontrado. Cuando sus padres se enteraron y le ordenaron arrojarla de nuevo al río, sólo lo hizo después de haberla dibujado desde todos los ángulos posibles, estudiando a conciencia su macabro hallazgo.

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Umi Bōzu – El Monje del Mar

Traducción y fuentes basadas en el Mujara de Mizuki Shigeru, el Yokai Jiten, la Wikipedia japonesa y otras fuentes

Si te encuentras de pronto navegando entre extrañas olas en un mar desconocido, el umi bozu no es el tipo de monje al que deberías de rezar en busca de ayuda.

La Leyenda del Umi Bozu

Los marineros de las embrujadas aguas llenas de yokais del mar de Japón tienen muchas cosas a las que temer. Las noches oscuras y las aguas tormentosas pueden traer a flote multitud de funa yurei en busca de hishaku, un cucharón de madera, el cual exigirán para luego usarlo para llenar el barco de agua y hundirlo en las profundidades. Pero son los cielos despejados y las aguas tranquilas las que hacían temer la presencia del umi bozu. Ascendiendo súbitamente de la plácida superficie del agua, el umi bozu aparece como un tremendo oleaje, una gigantesca cabeza negra capaz de zarandear y dar la vuelta a barcos, mandando a los marineros a las aguas turbias y tenebrosas.  Son enormes, alzándose diez metros sobre la superficie del agua, y con la fuerza suficiente para partir un barco a la mitad.



¿Qué es un Umi  Bōzu?

Umi bozu (海坊主) se traduce literalmente como «monje del mar». Son conocidos por otros nombres parecidos tales como umi boshi (海法師) y umi nyudo (海入道), ambos variaciones de la palabra «monje del mar». («Boshi» y «nyudo» son otros sinónimos de monje, significando «profesor de las leyes budistas» y «caminante del camino» respectivamente). El nombre está conectado totalmente a la apariencia, la cabeza redondeada de un umi bozu se decía que parecía la cabeza rapada de un monje budista, y no tiene ninguna otra conexión al budismo salvo esa. En algunas fuentes inglesas se dice que los umi bozu son los espíritus de los monjes ahogados, pero no he encontrado ninguna fuente japonesa que lo avale.

Tradicionalmente, los umi bozu emergen de las aguas en calma. Su aparición a veces se creía que predecía una inminente tormenta, y podían estar acompañados de otros extraños fenómenos oceanográficos. O incluso simplemente sentimientos de temor. En cualquier caso, los pescadores más avezados podían intuir la presencia de un umi bozu y negarse a salir a navegar hasta que las aguas estuvieran despejadas.

Los registros sobre umi bozu difieren enormemente. Pueden ser cualquier cosa desde una especie de cachalote peludo hasta una hermosa mujer que cambiaba de forma a un temible monstruo. El clásico umi bozu es el que más se ha representado por artistas de ukiyo-e, aquel con una gigantesca cabeza negra con dos enormes ojos emergiendo del mar. Los umi bozu pueden ser gigantescos, pero también hay registros de pequeños umi bozu de no más de un par de metros o centímetros. Algunos dicen que estos podrían ser las crías, y los grandes ser los adultos desarrollados. Cuando atacan, algunos dicen que se adhieren al casco del barco para arrastrarlo a las profundidades, o que tienen enormes brazos que se estiran y pueden hundir el barco agarrándolo del mástil. Se dice que intentan desesperadamente apagar cualquier tipo de fuego o llama que haya en el barco. Algunos dicen que gritan «Kuya kuya» mientras atacan, y que al atacarlos con los remos hace que los pequeños griten «¡Oitata!» con dolor. En algunas leyendas, pueden ser espantados con el humo del tabaco.

La mayoría de los investigadores cree que los umi bozu son una malinterpretación de un fenómeno natural. Las conchas de las enormes tortugas marinas o las medusas gigantes emergiendo de pronto del agua, o un frente de nubarrones alzándose en la distancia han sido citadas como el origen de las leyendas del umi bozu.

Un candidato más reciente es un extraño fenómeno llamado en inglés rogue wave, que es una enorme ola que surge espontáneamente en mar abierto casi exactamente como en la descipción de un umi bozu tradicional. Se pensaba que este tipo de olas eran cuentos de marineros hasta que en 1995 pudo registrarse la ola Draupner en la costa de Noruega.

NdT: Aquí hay un vídeo de una reconstrucción de dicha ola. Según Wikipedia, en ese lugar las olas más grandes solían ser de unos 12m, mientras que esta monstruosa ola espontánea midió 25.6m:

Umi Bozu en Japón y Otros Países

No es sorprendente que en una nación isleña como Japón se haya tenido un miedo continuo y profundo por el océano. Una variedad incontable de monstruos marinos viven en las aguas de cualquier costa. Cada pequeño pueblo pesquero tenía su propio folklore, y según fueron creciendo y convirtiéndose en ciudades portuarias, toda esa mitología fue mezclándose y fusionándose aumentando la variedad de monstruos e historias.

La mayoría de los yokais japoneses son regionales. Fueron creados en un área en particular, y allí se quedaron. Pero el umi bozu es una creencia extendida, y ha llegado a cada parte de Japón bañada por el mar. Al ser algo tan extendido, a través de los siglos la historia del umi bozu se ha mezclado con la de otras criaturas marinas. En algunos registros, los umi bozu son como los funa yurei, exigiendo un cazo o barril para llenar con él un barco con agua marina. En otros, el umi bozu es como un kappa, intentando extraer la shirikodama de los anos humanos. (NdT: los kappa y los funa yurei aparecerán en próximos artículos).

En la región de Tohoku, antes de salir a pescar los capitanes de los barcos suelen rezar a la Diosa del Mar por una travesía segura. Se dice que los umi bozu son un castigo de la Diosa para aquellos capitanes que no le muestran el debido respeto.

En la prefectura de Okayama, se considera a los umi bozu un tipo del yokai nurarihyon. Los marineros del Mar Interior de Seto temían que emergiera la enorme cabeza de un nurarihyon del agua, quien solía voltear barcos a modo de broma.

En la prefectura de Aomori, en el distrito de Shimokita, en el pueblo Higashidori, la gente que comía tiburón (comer tiburón a veces se ha visto como algo tabú en Japón, ya que comen humanos, y comerlos a ellos se consideraba canibalismo) se decía que se convertían en mojyabune (亡者船; Barco de los Muertos),  que era algo asociado con el umi bozu. La gente se protegía del mojyabune  mezclando pasta de miso con agua y echándolo al océano.

En la prefectura de Shizuoka, en el distrito de Kamo, se contaban historias sobre el umi kozo, refiriéndose a un joven monje. El umi kozo estaba cubierto de un fino vello hasta los ojos, y trepaba por el sedal de los pescadores chillando horriblemente.

También hay historias de umi bozu que cambian de forma. En la prefectura de Miyaki, en la isla de Ooshima, dicen que el umi bozu se disfraza de una bella joven perdida nadando en el océano. La misma historia se cuenta en la prefectura de Iwate, donde se dice que la joven te invitará a entrar en el agua con ella, y todo aquel lo suficientemente tonto como para hacerlo será tragado entero.

Muchos otros países tienen leyendas similares, o montruos marinos parecidos al umi bozu. En Mongolia está el Mokuri Kokuri. En China el Kikokutan, y en Europa el Monje Marino y el pez Obispo vagan por el océano.


Registros del Umi Bozu

Hay muchos registros escritos del umi bozu. Muchos son de encuentros de testigos oculares que han aparecido en periódicos o recogidos en volúmenes encuadernados para disfrute del público literario de la época.

En la era Kansei (1789 – 1801), en una colección de escitos llamados Kanso Jigo (閑窓自語), en la prefectura de Osaka, ciudad de Kaitsuka, hay un informe de un umi bozu que emergió del mar y permaneció visible por tres días antes de volver al  agua.

En la prefectura de Wakayama, el vigésimo primer año de la era Meiji (1888) el periódico Miyako Shinbun informó de un umi bozu de 2.4m y 263kg de peso. Era de color marrón claro con ojos naranjas, con la boca como la de un cocodrilo y una cola como de un camarón gigante, y una voz como la de una vaca.

En la colección Usō Kanwa (雨窓閑話), se cita que en la prefectura de Mie se creía que el final de mes era cuando aparecía el umi bozu, y a los barcos se les prohibía navegar en esos días. Un marinero rompió las normas y salió al final del mes. Al poco, se encontró con un umi bozu quien se le acercó y le preguntó «¿Soy aterrador?». El marinero respondió «No encuentro nada más aterrador que intentar vivir a mi manera en este mundo», ante lo cual el umi bozu se desvaneció repentinamente.

El registro más reciente, publicado en el periódico Mainichi Shinbun en 1971, está contado de primera mano por la tripulación de un barco pesquero que estaba pescando atunes cerca de Nueva Zelanda. Cuando iban a izar la captura, un animal gigantesco apareció enmarañado entre las redes. El capitán y la tripulación entraron en pánico frente a lo que pensaron que era un monstruo de las profundidades. El monstruo era marrón, con una piel con arrugas profundas, y ojos de 15cm de diámetro. No vieron nariz ni boca. Sólo una parte del monstruo estaba fuera del agua, el resto seguía oculto en el agua del océano. El asunto fue investigado por el departamento oceanográfico de Japón, quienes pensaron que pescadores experimentados no iban a confundir una ballena o un calamar gigante con algo así. Si como dicen los pescadores, la parte que sobresalía del agua rondaba los 1.5m de largo, el resto del cuerpo debía ser más grande que ningún animal conocido.

Puede que fuera un umi bozu.

Nota del Traductor (versión inglesa):

Este post fue pedido por el lector Stuart, quien dice que está escribiendo una canción sobre el umi bozu. ¡Espero poder oír la canción cuando esté terminada! Gracias también al escritor de comics Brian Wood, en cuyo comic The Massive que aparece en Dark Horse Presents fue donde oí por primera vez sobre la ola Draupner y pensé… ¡eso suena como un umi bozu!

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